Alianza para una Internet Asequible (A4AI). Informe 2016

En 2013[1], un grupo de actores del sector público y privado pusieron en marcha la Alianza para el Internet Accesible (A4AI), una iniciativa que tenía como objetivo liderar una reforma política y reglamentaria para reducir el precio del acceso a Internet en los países en desarrollo.

A4AI publica de forma periódica un informe sobre la asequibilidad en el acceso a Internet en el mundo, en donde analiza el avance del objetivo propuesto.

Su último informe[2], la organización revela que, si no se modifican las tendencias actuales, el mundo se retrasará más de 20 años en lograr el acceso universal[3] a Internet (año 2042). Como consecuencia, al menos una generación más de muchos países crecerá excluida de las oportunidades relacionadas con el acceso a Internet. Sin una reforma urgente, en 2020 veremos conectadas solamente al 16 % de las personas de los países más pobres del mundo y al 53 % de la población mundial en su totalidad.

Además, incluso en los países que alcanzan el valor umbral objetivo del 5% del ingreso promedio, la desigualdad de ingresos excluye de la revolución digital a aproximadamente 500 millones de personas —principalmente mujeres y personas en estado de pobreza— a causa del precio.

El informe estudia el estado de asequibilidad de la banda ancha en 51 economías emergentes y en vías de desarrollo, y si bien 25 países alcanzaron el objetivo actual de una Internet asequible —el precio de 500 MB de datos móviles está por debajo del 5% del ingreso nacional promedio-, ninguno de ellos logró el objetivo propuesto de para las personas que viven en la pobreza.

El coste de la conexión es, sin duda, la barrera principal, aunque no la única: la desigualdad de ingresos, la discriminación de género y la pobreza, son otros factores que hacen, en la práctica, que el acceso a Internet sea inalcanzable para más del 70% de las personas en los países menos desarrollados.

El informe publica el Índice de impulsores de asequibilidad (ADI) contempla las políticas, incentivos e inversiones en infraestructura en países emergentes y en vías de desarrollo, evaluando hasta qué punto se están implementando medidas de acceso a Internet. Los países que están bien posicionados en el ADI son los que también tienden a ofrecer precios de banda ancha más bajos, aunque el ADI no mida precios directamente.

Colombia y Costa Rica lideran la lista con puntuaciones que reflejan una mejora tanto en infraestructura como en indicadores de acceso. Birmania logró el salto más grande en el ADI: ascendió nueve lugares hasta quedar en la posición 27. Este ascenso obedeció a la apertura exitosa del mercado de telecomunicaciones, que antes estaba en manos del Estado, a nuevos operadores (2013) y a la reciente incorporación de los servicios de banda ancha (2014).

Sin embargo, en general, los puntajes en el ADI son bajos, lo cual significa que los países tienen mucho trabajo por delante para crear un entorno favorable para que los precios bajen y las tasas de conexión suban.

Por otro lado, aunque en el informe no examina los costos de los dispositivos, sí se expresa que el precio de un teléfono con conexión a Internet puede ser un factor importante a la hora de determinar quién puede estar en línea. Si sumamos el precio de un hipotético teléfono inteligente económico (sobre 50 euros) al precio de un plan de banda ancha de 500 MB, en casi todos los países, la población total que puede pagar ambos productos se reduce en un 20 %. El informe también afirma que un plan mensual de 500 MB solo ofrece oportunidades muy limitadas para hacer un uso significativo de Internet.

Resumen de posiciones del Índice de impulsores de asequibilidad (ADI). A la izquierda, Primeros cinco puestos: Posiciones generales del ADI. A la derecha: Primeros cinco puestos: Países menos desarrollados

En cuanto a la Brecha de Género, por severa que pueda parecer la situación para los que viven en la pobreza y se encuentran en la base de la pirámide de ingresos, el costo para conectarse les resulta mucho más alto a las mujeres de esos grupos. La brecha de ingresos determinada por el género disminuye la capacidad de las mujeres para permitirse tener acceso a Internet. Según una reciente investigación de la Web Foundation, las mujeres pobres que viven en zonas urbanas tienen un 50 % menos de probabilidades de conectarse a Internet que los hombres del mismo grupo de edad con niveles de educación e ingresos similares.

De este modo, es imposible lograr un acceso universal si no se realizan esfuerzos concretos y enfocados para conectar a las mujeres, de la misma manera en que es imposible lograr una igualdad total de género sin ofrecerles a las mujeres el acceso a una Internet asequible, abierta y segura. El acceso a la educación y a oportunidades de capacitación y desarrollo de competencias es clave para apoyar la participación efectiva de las mujeres en una sociedad digital y debe considerarse e integrarse como un elemento de una estrategia abarcadora.

El informe concluye con una seria de recomendaciones:

  1. Desarrollar un objetivo de asequibilidad más ambicioso y trabajar para hacerlo posible. Se propone un nuevo objetivo que denominan “1 por 2”: 1 GB de datos a un precio equivalente al 2% o menos del ingreso mensual promedio.
  2. Reducir el costo de teléfonos móviles y dispositivos TIC. Los gobiernos deben trabajar para reformar los regímenes de impuestos y patentes a fin de reducir los costos de los dispositivos TIC. También deberán incentivar al sector privado a desarrollar teléfonos inteligentes de alta calidad y bajo costo.
  3. Aumentar la inversión en el acceso público y subsidiado, así como su disponibilidad. Siempre existirán grupos que quedarán excluidos del mercado, para quienes los costos de acceso seguirán estando fuera de su alcance. El acceso público desde bibliotecas, centros comunitarios y redes wifi municipales (financiados por fondos de acceso y servicio universal bien administrados) resulta crucial para brindarles acceso a esas poblaciones.
  4. Crear objetivos específicos de duración limitada para reducir la brecha de género digital. En gran parte del mundo en vías de desarrollo, la brecha de género en la utilización de Internet es impactante. Por ejemplo, en Kampala, Uganda, hay una sola mujer en línea por cada tres hombres. Los gobiernos deben establacer objetivos concretos para lograr la igualdad de género en la adopción, el desarrollo de competencias y el empoderamiento en materia de tecnologías digitales, y deben reforzarlos con programas y asignaciones presupuestarias especiales. Se deben recopilar datos desagregados por género a fin de monitorear el progreso. Para tal fin, debería llevarse adelante una planificación de servicio nacional de banda ancha con más énfasis en el género.
  5. Enfoque integrado de formulación de políticas. Conectar a todas las personas a Internet requiere de políticas equilibradas que aborden tanto la demanda como la oferta, tanto las regulaciones como la competencia, tanto la banda ancha fija como la móvil, tanto el acceso público como las suscripciones individuales. Los gobiernos deben encabezar los esfuerzos para reunir a todos los actores y elaborar un plan claro y coherente a fin de secuenciar las reformas y estimular las inversiones necesarias para reducir los costos y ampliar el acceso.

 

“TODO EL MUNDO DEBERÍA TENER ACCESO A INTERNET”

 

[1] http://www.smcugt.org/noticia/internet-org-altruismo-o-negocio-id-51272.htm

[2] http://a4ai.org/affordability-report/

[3] http://www.smcugt.org/archivos/elementos/2016/servicio_universal.pdf