Urge acabar con la triple desigualdad digital, sanitaria y bancaria que sufren nuestros mayores

  • La brecha digital e informática que sufren las personas mayores de 55 años se solapa con la exclusión sanitaria y bancaria. La falta de las habilidades digitales necesarias, junto con los cada vez más escasos recursos sanitarios públicos y el cierre de sucursales, conforman una triple desigualdad social y económica.
  • En pleno 2021, el 30% de las personas mayores de 55 años no ha utilizado nunca Internet y hasta un 70% no sabe instalar una app en su móvil. La falta de conocimientos y habilidades digitales es mayoritaria: casi la mitad de los mayores de 55 años no acredita ninguna habilidad informática y menos del 18% tiene habilidades digitales básicas.
  • A causa de tales limitaciones, 9,4 millones de españoles de más de 55 años no puede acceder a la banca online. Y, según nuestras proyecciones, 11 millones no saben como pedir cita con un médico por Internet o instalar una app en su móvil, que le permita descargarse el Certificado Covid o interactuar con su banco.
  • Esta triple desigualdad afecta especialmente a las mujeres, en las que su aprovechamiento de estos servicios esenciales desciende hasta 8 puntos porcentuales en comparación con sus pares varones.

La pandemia Covid19, que tan duramente ha impactado entre las personas de mayor edad, ha revelado las fallas de nuestro sistema sanitario, severamente mermado de recursos humanos y financieros a causa de las políticas de recortes llevadas a cabo por una gran mayoría de las CCAA. A esta situación se le añade las políticas de exclusión social y territorial que está ejecutando la banca, azuzando el cierre masivo de sucursales, tanto en la España vaciada como también en muchas urbes. Ambos factores, representan por sí mismos un claro foco de desigualdad para las personas con una edad superior a los 55 años (que representa a un tercio de la población española).

Pero tales fracturas se están viendo agravadas por la amplía brecha digital existente. Así, y según la investigación realizada por UGT en base a los datos del Instituto Nacional de Estadística para 2021, once millones de personas mayores de 55 años no es capaz de aprovechar Internet para cuestiones relacionadas con su salud (por ejemplo, pedir cita con su médico o simplemente buscar información al respecto) o con sus finanzas (9,4 millones de personas no usan la banca online).

Si se parte de la base de que la mayoría de las personas que no usan Internet se concentran en estos segmentos (un 60% de los mayores de 75 años nunca han utilizado Internet) y que casi la mitad de los mayores de 55 años no acredita ninguna habilidad informática y menos del 18% tiene habilidades digitales básicas, se comprende este elevadísimo grado de exclusión a la hora de aprovechar las herramientas que proporciona la red de redes.

De este modo, más de la mitad de las personas entre 65 y 74 años nunca envía o recibe un correo electrónico, ni sabe usar un buscador de Internet para encontrar información. Cuando se abordan estos datos con una perspectiva de género, la exclusión es aun mayor y más punzante: a estos datos se les debe sumar, de media, hasta 8 puntos porcentuales cuando hablamos de mujeres afectadas por esta brutal brecha digitales.

Nos encontramos ante unas barreras enormes, que conforman una exclusión multifactorial y transversal, de afectación social, económica, laboral y sanitaria; una forma de desigualdad múltiple que hemos ignorado desde hace tiempo, postergando su erradicación.

En opinión del Sindicato, estas barreras ni se irán solas, ni desaparecerán por el simple paso del tiempo ni podemos esperar pasivamente más tiempo: urge actuar de forma contundente y yendo directamente al origen. UGT exige poner en marcha, de forma inmediata, planes de alfabetización digital centrados en los colectivos donde se concentra la fractura tecnológica, con aproximaciones que tenga en cuenta factores de cohesión territorial (implicar a todas las AAPP, pero especialmente a las entidades locales y diputaciones), con atención prioritaria al género y al hábitat rural. La financiación europea debe ayudar para cumplir con este objetivo, pero debe comenzar a fluir rápida y eficazmente, para llegar a la ciudadanía que necesita esta imprescindible ayuda.

UGT Comunicaciones